Cuando nos han estado vendiendo la equivocada idea de un clima frio y humedo del que había que renegar, por gracia de la ley de los humos, nos damos cuenta que la gente, alguna gente, la gente fumadora, esos apestados viciados por el humo nicotinizado son capaces de aguantar a la intemperie esas condiciones climaticas extremas y adversas.
Así, sin darnos apenas cuenta, apreciamos que las calles, más bien las terrazas, están abarrotadas de personas alegres y dicharacheras que aparte de fumar, rien, charlan, comparten y animan nuestras ciuades.
No se si loshosteleros están contentos con la ley de humos, diccn que no, pero lo cierto es que a mi me parece que las calles de mi ciudad están más animadas y con más ambiente que nunca, a pesar del frio invernal. Todo ello por haber exiliado a los fumadores a la calle, a las terrazas.
Viva la ley de humos.
