sábado, 31 de octubre de 2020

UN SINGLE EN LA TERRAZA

UN SINGLE EN LA TERRAZA
Dar un paseo por tu ciudad finalizando con un refresco tras el esfuerzo realizado se está convirtiendo en todo un reto. 
Alguno estará pensando que el reto es estar en forma para dar esa caminata.
Lo verdaderamente complicado es tomarse el refrigerio por las limitaciones impuestas para poder consumirlas en los establecimientos hosteleros.
Necesitas encontrar una mesa vacía que en algunos casos se consigue tras dar una carrera, más bien un sprint para que no la coja el grupo que ves que se acerca.
Y aunque crees que ya has conseguido tu objetivo y vas a poder saciar tu sed, aparece alguien del bar y te dice:
"Para pedir en el interior"
Y claro, allí estas tú, solo, con una mesa, sentado, sin ningún artilugio con el que señalar que esa mesa te pertenece, intentando planear como ir al interior sin perder esa posesión tan preciada para tí en ese momento...
Finalmente, al no encontrar una solución adecuada para la realización del pedido, decides acatar las órdenes del personal e ir adentro.
Evidentemente, cuando entras dentro y le pides al camarero la caña rubia que te apetece para mojar la boca, ves por la cristalera de la tasca como te levantan la mesa de tus amores.
Y con cara de circunstancias y compungido le dices al camarero:
Me he quedado sin mesa por tener que venir a pedir al interior de su negocio.
Ante esta situación el camarero se encoje de hombros y sonríe desentendiendose de mi problema...
Aquí estoy, de pié, tomando una cerveza, aguantando al camarero que me dice que estoy incumpliendo la ley, a la vez que espero a que llegue algún agente que me ponga una multa.
Que rica está la caña rubia... Ummmm